Los insecticidas neonicotinoides afectan a las poblaciones de aves en
Holanda según un estudio científico publicado en la prestigiosa revista
Nature.
Enviado por: ECOticias.com / Red / Agencias
¿QUÉ SON LOS NEONICOTINOIDES?
Los plaguicidas sistémicos o neonicotinoides son absorbidos por la
planta, transportándose a todos los tejidos (hojas, flores, raíces y
tallos, así como polen y néctar). Se utilizan cada vez más como un
profiláctico con el que tratar suelos o semillas para evitar la plagas
en vez de hacer un tratamiento sólo cuando aparece el problema. Son
capaces de persistir y acumularse, en particular en el suelo, durante
meses o años. Esto aumenta su toxicidad y los hace más perjudiciales
para especies a las que no van dirigidos. Estos productos se utilizan en
más de 120 países y generan un mercado de 2.600 millones anuales, según
cifras de 2011 ofrecidas por el
Grupo de Trabajo sobre Plaguicidas sistémicos.(Task Force on Systemic Pesticides.)
Recientes estudios prueban el efecto dañino que estos insecticidas
tienen sobre la biodiversidad en general y también sobre las aves. Un
estudio publicado en
Nature por científicos holandeses
encuentra relación entre la abundancia del pesticida en las aguas
superficiales y el declive de especies como golondrinas y alondras. El
trabajo se ha realizado gracias a los datos sobre la evolución de la
población de aves que ofrecen los programas de seguimiento de aves en
Holanda, iguales a los que realiza SEO/BirdLife en España. La golondrina
común, una de las aves citadas como perjudicada por los pesticidas, ha
sido declarada
Ave del Año 2014 por SEO/BirdLife.
Los insecticidas neonicotinoides afectan a las poblaciones de aves en Holanda según
un estudio científico publicado en la prestigiosa revista Nature.
Investigadores holandeses han sido capaces de mostrar por primera vez
que altas concentraciones de un insecticida neonicotinoide, el
imidacloprid, están asociadas con un declive de población en aves
insectívoras. Para realizar el estudio, los científicos utilizaron
mediciones de la calidad del agua superficial y los datos ofrecidos por
el Common Breeding Bird Monitoring Scheme, el mismo programa de seguimiento de aves a largo plazo en el que trabaja SEO/BirdLife en España.
Según el estudio publicado en
Nature, se ha encontrado una
correlación significativa entre las presencia de neonicotinoides en el
agua y el declive de la población de seis de las 15 especies de
paseriformes estudiadas, incluidas el estornino común (
Sturnus vulgaris), la alondra (
Alauda arvensis) y la golondrina común (
Hirundo rustica).
En áreas con concentraciones de imidacloprid superiores a 20 nanogramos
por litro en el agua superficial las poblaciones de aves tienden a
desaparecer a un ritmo del 3,5% de media anual, demuestra el estudio. La
disminución de recursos alimenticios, debido al efecto de los
neonicotinoides en las comunidades de insectos, parece ser la causa de
los declives de población observados, aseguran los autores.
Una evidencia más
El estudio publicado en
Nature, la revista científica de
máximo prestigio internacional, se suma a evidencias anteriores sobre el
efecto de los neonicotinoides. La preocupación sobre el impacto de
estos plaguicidas sistémicos en una amplia variedad de especies ha
crecido en los últimos 20 años. Para realizar un análisis completo de la
situación, el Task Force on Systemic Pesticides, un grupo internacional
de científicos independientes que asesora a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN),
revisó durante cuatro años toda la literatura científica disponible,
más de 800 estudios publicados en revistas científicas de alto impacto.
Los resultados de este metaanálisis, dados a conocer en junio de 2014, confirmaron que los plaguicidas sistémicos son un
riesgo grave para las abejas y otros polinizadores como las mariposas y afectan también a invertebrados como las lombrices y a vertebrados como las aves.
En los años 60, el uso de productos como los organofosfatos o el DDT,
prohibidos hoy en día por su impacto ambiental y sobre la salud humana,
causaron un fuerte impacto sobre las aves y la biodiversidad. La
bióloga estadounidense Rachel Carson dió la voz de alerta con un libro
titulado
Primavera silenciosa (1962) en el que denunciaba la
situación de unos campos cada vez más vacíos de vida. Pasados 50 años
podemos estarnos enfrentando a una situación similar: campos
silenciosos, sin insectos ni aves debido al uso de nuevos químicos
agroindustriales.
Las aves agrarias están en declive
Para SEO/BirdLife, la acumulación de estudios sobre el efecto de los
neonicotinoides evidencian la degradación ambiental que sufren los
sistemas agrarios, detectada ya a través de sus programas de seguimiento
de aves, que muestran un declive continuado de las especies comunes
asociadas a los paisajes agrícolas. Por ejemplo, la golondrina común, Ave del Año de 2014,
muestra una reducción de su población de más del 30% en la última
década. Y otras, como la codorniz, el sisón o la calandria están en una
situación similar.
El uso de plaguicidas se une a otros factores que influyen en este
escenario de pérdida de biodiversidad, como la reducción directa de
hábitats favorables o enfermedades nuevas traídas con el comercio
internacional de mercancías.
Aunque la UE ya ha prohibido temporalmente el uso de estos productos
en algunos cultivos, el problema tiene una escala global, y sería
necesario empezar a trabajar en un cambio profundo del modelo agrario,
reconectando los sistemas productivos a los ciclos naturales. Esto
podría tener un impacto en los rendimientos por hectárea en ciertas
zonas, pero igualmente acabaría reduciendo los costes crecientes en
inputs y ofrecería más garantías de futuro sobre el suministro de alimentos.
Un modelo agrario más sostenible y extensivo permitiría distribuir
mejor el empleo y las rentas, a la vez que conservaría los paisajes y la
riqueza natural. Un reto difícil pero crucial. A pesar de que la nueva
Política Agrícola Común (PAC) recién reformada por la UE no está
orientada a este cambio de modelo, contiene herramientas que pueden
ayudar a iniciar el camino. También puede contribuir la Directiva de Uso
Sostenible de los Plaguicidas, que promueve la gestión integrada de
plagas y la búsqueda de alternativas no químicas contra ellas. Sea como
sea, en cuanto a los neonicotinoides es evidente que debe aplicarse con
más fuerza el principio de precaución.
FUENTEl http://www.ecoticias.com/naturaleza/94663/noticias-energias-energias-renovables
ES MI OPINION...
PRIMERO MATARON A LAS ABEJAS... LUEGO A LAS AVES... YA ESTAN MATANDO HUMANOS.... CUANTOS POLITICOS O HIJOS DE POLITICOS DEBEN MORIR PARA QUE LOS MISMOS HAGAN ALGO????
EDMUNDO F. GABUS TOGNOLA