“El
productor no interpreta que es una actividad rentable. No le pone la
suficiente gana o interés para que la actividad le rinda como tiene que
ser”, asegura.
En la zona de San
Vicente hay unos sesenta productores identificados por la Subsecretaría,
de los cuales veinte le prestan atención y de ellos diez lo aprovechan
económicamente. Se producen unos cinco mil kilos de miel por año, a un
valor de venta de treinta y ocho pesos. Las ventas se hacen en el
mercado local en algunos comercios y puerta a puerta.
El
costo de una colmena es de 400 pesos, pero lo dificultoso es conseguir
las abejas. Por un lado, rescatan enjambres silvestres que pueden
atrapar. Algunos productores se capacitan y tienen la intención de
preparar sus propios núcleos de abejas. Para ello están trabajando con
el técnico.
Alfredo Chávez dijo
que “la actividad está bastante parada, porque el productor no
interpreta que es una actividad rentable. No le pone la suficiente gana
o interés para que la actividad le rinda como tiene que ser. En San
Vicente hay unos sesenta productores que tienen abejas, cuarenta los
tenemos identificado, hay veinte que mas o menos tienen a la actividad
como algo que puede ser rentable y diez que le dan toda la atención y
lo toman como algo comercial”.
En
cuanto a la venta del producto, el técnico aclaro “lo que hacen es
producir en forma particular y lo venden cada uno por su lado. Se
ingenian para sacarle el menor precio. Algunos compran envases y lo
hacen con una buena presentación y lo comercializan en la ciudad y otros
lo hacen un poco más desprolija la presentación, pero todos tienen muy
buena calidad”.
Como zona
geográfica y por la mata boscosa, la región es muy propicia para
desarrollar la actividad. “Todavía tenemos mucho monte y se puede
mejorar con implantaciones ya sean con reforestación nativa, exóticas
como el eucaliptus y la oveña por señalar algunos. Y algunas plantas que
se pueden usar como cubierta verde y que dan muy buena floración y lo
podemos aplicar para alimentar a nuestras abejas. En este sentido
tenemos plantas de verano y de invierno que es importante a la hora de
pensar en la cantidad de producción”, detalló el experto.
Como
uno de los principales inconveniente que tiene el productor para
desarrollar la actividad, Chávez mencionó: “Creo que el colono debe
entender que la actividad es buena para su economía. Mientras no lo
piense así no va a dedicarse a la producción de miel. El Estado en su
momento hizo lo que tenía que hacer, que es darle capacitación y fondos.
Muchas veces cuando el Estado hace los aportes se anotan personas que
no van a hacer lo que destina los fondos. Y los que tienen intención
sería a veces no reciben”.
Rescato
además la necesidad de trabajar en grupos. “Hay que trabajar más en la
parte de agrupamiento y asociación de los colonos. El financiamiento
siempre aparece cuando se presentan los proyectos. Pero muchas veces se
fracasa porque falta la parte asociativa. Nosotros estamos organizados
con un grupo de diez colonos, presentamos el proyecto y con eso
compramos los elementos que hacían falta y entre ellos está la maquina
que es para extraer la miel de los panales. Cuando uno necesita, lo
lleva, lo utiliza y lo devuelve para que otro lo utilice”.
Reconoció
que la productividad es baja porque no le prestan atención a las
colmenas. “La productividad es muy baja. Estamos en un promedio de diez y
doce kilos de miel por colmena. El potencial es treinta. Es baja porque
no le prestan atención y no se dedican y no le dan el adecuado
tratamiento a las colmenas. Para atender las colmenas no se necesitan
mas de treinta días al año. No se habla de jornada completa, sino que
ver, estudiar y darle el tratamiento que necesita y eso se hace en pocas
horas. Diez colmenas con dos horas cada quincena alcanzan para que
rinda bien.
En la zona tenemos
unas doscientas colmenas con los productores que habitualmente estamos
en contacto y eso da un total de unos cinco mil kilos. Ojo eso son los
productores que lo tenemos identificado, hay otros que por ahí se
dedican en forma particular y lo venden sin que nosotros lo tengamos
registrados”.
Palabra de apicultor
Jorge
Da Silva vive en el kilometro 48 de la ruta provincial 13, en la picada
Tarumá. Tiene una carpintería donde hace diversos trabajos entre ellos
confecciona colmenas. De ahí le nació el interés de producir miel. Hace
unos cinco años se junto con un hermano y se capacitaron para tener
colmenas de abejas. Como no tienen suficiente vegetación con flores en
su zona, decidieron llevar a las chacras de amigos y familiares.
“Comenzamos
hace unos años con un hermano a tener colmenas en nuestras casas. Nos
dimos cuenta de que la actividad puede ser una alternativa más a lo que
hacemos y podemos tener ingreso de dinero por ello. Nos propusimos
aumentar las colmenas y ahora tenemos 5 en producción. Como no tenemos
lugar propicio donde trabajamos llevamos a las chacras de familiares y
vecinos. Le damos una parte a ellos y nosotros tenemos una entrada mas
de dinero”.
Los hermanos Da Silva pretenden aumentar su producción mejorando la productividad de sus colmenas y agregando más.
“Nosotros
sacamos unos 600 kilos de miel por año. Nos da un buen resultado ya que
nosotros tenemos otras actividades y eso lo hacemos como complemento.
No nos roba mucho tiempo y nos deja un buen margen de ganancia. Queremos
llegar a cien colmenas y mejorar la productividad de cada una. El
técnico nos asegura que podemos llegar a tener treinta kilos por año y
ahora solo producen doce cada una”, detalló el emprendedor.
El
joven productor aclaró, por último: “Con cien colmenas creemos que
vamos a atenderlo bien y no vamos a descuidar las otras actividades. Lo
que nos dificulta aumentar las colmenas es conseguir las abejas. Por
ahora rescatamos de los enjambres silvestres, pero nos estamos
capacitando para producir nuestras propias reinas y armar núcleos
nuevos”.
Fotos y texto: Félix Luz
FUENTE:http://www.primeraedicionweb.com.ar/nota/suplemento/11208/a-media-maquina.html
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