El veneno de abejas o apitoxina (términos sinónimos), se ha usado
terapéuticamente en todas las civilizaciones, lo que implica que tiene más de
tres mil años de uso empírico, lo que no deja de ser una gran ventaja sobre
terapias más recientes. En los últimos 70 años se han volcado científicamente
esas experiencias anteriores y, realizado muchas otras que confirmaban su
enorme acción terapéutica, como así también conociéndose otras nuevas e
importantes propiedades. Desde esto queda claro entonces que, su validez
científica esta fuera de duda, como así también su puesta en práctica por
tantos años hasta nuestros días, sin intervalos.
El uso más conocido y difundido es en
reumas de todo tipo: artritis deformante, artrosis, gota, fiebre reumática y,
un largo etc., ahora ¿por que tiene esta acción en reumas?: la mayoría piensa o
escucho en algún lado que era un buen calmante del dolor o cosas más o menos
parecidas, esto, sin dejar de ser cierto, está un tanto disminuido: El
veneno de abejas es 80 veces superior a la morfina como calmante del
dolor, sin poseer los efectos secundarios de esta (dependencia por su
utilización por largo tiempo). Con esto estamos hablando ya no solo de que es
un buen calmante del dolor, sino de que, es el mayor analgésico conocido que,
además no tiene efectos secundarios.
Ahora, como pregunta mucha gente: “¿pero
solamente calma el dolor o cura también la enfermedad?”, en estos casos hay que
saber algunos detalles interesantes, por ejemplo:
-En el caso de artrosis, no
solamente alivia el dolor por lo que antes comentábamos, sino que al estimular
la glándula madre que es la hipófisis, pone en acción todos los mecanismos del
organismo para mejorar la calidad del cartílago desgastado, lo cual no
deja de ser una acción muy importante.
-En otras afecciones como artritis
reumatoidea, que es una enfermedad autoinmune (el sistema inmune ataca al
propio organismo, como ocurre también en esclerosis
múltiple, lupus, miastenia gravis, etc…), además del alivio del dolor,
el veneno de abejas corrige esa errónea respuesta del sistema inmunológico, con
lo cual las recuperaciones son altamente favorables debido a que avanza sobre
la causa de la afección.
-En fiebre reumática, donde la
bacteria estreptococo es el responsable de esa afección que suele darse en
gente joven, el veneno de abejas en complemento con la tintura de propóleos,
actúan directamente sobre dicha bacteria por el enorme poder antibiótico de
ambos, con lo cual se detiene el avance de la enfermedad, y, se alivia
notablemente el dolor por el efecto analgésico.
Ese poder antibiótico es otra
característica sobresaliente del veneno de abejas, que es notablemente
superior en su acción a otros antibióticos fuertes convencionales.
Otra acción terapéutica a tener muy en
cuenta y, muy poco difundida lamentablemente, es la acción antitumoral del
veneno de abejas. La enzima Fosfolipasa A2 tiene la característica de
destruir las células tumorales y no las células sanas, ya que estas últimas
contienen una “contra enzima” que las inhibe. Similar al efecto de la crotoxina
(toxina de serpiente), que tiene la Fosfolipasa A1, pero de acuerdo a los
informes de biólogos 30 veces superior a esta, lo cual lo convierte en un
aliado excelente en tumores diversos. Hay algunos países donde se aplica en
forma endovenosa el veneno de abejas, lo cual es un avance enorme en la lucha
contra esta enfermedad, ya que se está aplicando directamente en sangre un antitumoral
tan eficaz como este. De todas maneras, las aplicaciones subcutáneas
(tanto con abejas o inyectable) consiguen un efecto muy interesante también, ya
que a ese efecto antitumoral se ve sumado el efecto analgésico ya descripto y,
la inmuno-estimulación de todo el organismo es muy fuerte, con lo cual tenemos
tres propiedades excelentes en esta afección tan masiva.
Otras características poco conocidas
son: su acción sobre disfunciones glandulares,
por su acción sobre la glándula hipófisis, glándula que regula todas las demás.
Así en casos de hipotiroidismo se ha visto como mejora los niveles de dicha
glándula, normaliza la testosterona y, estimula notablemente en la secreción
del cortisol interno por la estimulación de las glándulas suprarrenales.
A nivel neurológico, produce buenas
respuestas en pacientes con Parkinson y Alzheimer, si bien no cura la
enfermedad, el hecho de detener su avance y producir algunas mejorías dentro de
las posibilidades de ese organismo, ya es un gran avance; en este sentido, en
forma personal tuve una experiencia muy satisfactoria (y otros también las han
tenido) en una paciente con Esclerosis lateral amiotrofica en estado inicial,
donde se ve afectada la motoneurona y no tiene tratamiento desde lo
convencional cuando la enfermedad comienza a avanzar.
Algunas otras características del veneno
de abejas son: es importante hipoglucemiante, en pacientes
insulinodependientes inclusive, donde el médico que trata esa patología le
termina bajando las dosis de insulina a esos pacientes; mejora el
funcionamiento del hígado, del sistema nervioso central y periférico, baja la
presión arterial, reduce los niveles de colesterol por la radical limpieza que
producen sangre; corrige arritmias cardiacas; es un gran antialérgico
(asma y alergias rebeldes diversas); renueva rápidamente la circulación
sanguínea; etc.
Quizás el que no esté al tanto, lo
primero que piense sea, “no será mucho todo esto” con tono de duda sobre la
realidad de todas estas características; en estos casos no se trata de creer o
reventar, sino más bien de conocer. Todas estas propiedades son reales y
ampliamente demostradas y corroboradas en la práctica diaria en todo el mundo,
incluso hay muchas afecciones que quedaron fuera de este escrito. El veneno de
abejas como los demás productos de la colmena, tienen enormes propiedades en
diversos sentidos y, son una opción excelente cuando uno no encuentra la
solución en terapias convencionales.
Carlos Lorenzola – Quiropractico
(M.P. 324/05) – Apiterapeuta
Miembro Fundador de la Asoc. Argentina de
Apiterapia
Delegado en la provincia de Corrientes de
la Asoc. Argentina de Apiterapia
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