Bogotá D. C., mar. 11 de 2013 - Agencia de Noticias UN-
El investigador Andrés Durán descubrió que secar el polen a temperaturas superiores a los 50 grados centígrados hace más eficiente este proceso y optimiza ciertas propiedades del producto apícola y perjudica a otras.
El hallazgo se enmarca en la investigación que Durán adelanta en el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos (ICTA) de la UN. Allí, se busca determinar mejores condiciones para el secado del polen. El proceso es necesario para que no se deterioren las propiedades de este producto o se contaminen microbiológicamente.
Las temperaturas normales para el secado de polen no deben sobre pasar los 38° C.
“Se ha establecido que una temperatura entre 40 y 50 grados Celsius no es la más adecuada para el secado, pues el proceso se hace más largo y disminuyen las propiedades bioactivas del polen. Entre estas, están la actividad antioxidante, la vitamina A y los carotinoides. Por otra parte, a temperaturas más elevadas es menor el tiempo del proceso y se alcanza un incremento de la actividad antioxidante”, explica ingeniero químico.
El investigador llegó a esta conclusión tras secar polen a temperaturas que van de un rango de 40 a 70 grados Centígrados.
“También se han hecho trabajos con apicultores para implementar buenas prácticas de manufactura en el proceso de secado y limpieza del polen que ellos hacen artesanalmente”, comenta Durán.
Se han analizado las condiciones de secado y los medios que utilizan los apicultores para limpiar el polen de impurezas que caen en la trampa cuando lo recogen. La idea es hacer una serie de procesos análogos en el laboratorio e intentar mejorarlos, dejando a un lado el método artesanal. “Se trata de tecnificar estos métodos e implementar otras herramientas”.
Por ejemplo, se ha determinado que los secadores de cabina no son los más adecuados, pues están hechos de madera, material que no es el más adecuado, pues este no permite alcanzar una temperatura adecuada.
Cuando se recolecta, el polen debe secarse porque tiene un contenido de humedad relativamente alto, entre 20 y 25%. Durán asegura que si se mantiene ese porcentaje, la carga microbiana que tiene la trampa genera contaminación biológica perjudicial para la salud del consumidor. La humedad de envasado debe ser de 3% de humedad como maximo.
El polen se utiliza para el consumo directo. Se extrae, se congela por 3 dias, se seca y se vende como producto terapéutico por su importante contenido nutricional. “Por ejemplo —asegura el investigador—, tiene un nivel de proteínas más elevado que el de otros productos y, además, posee propiedades biofuncionales como la actividad antioxidante que es buena para prevenir enfermedades de tipo cancerígeno y otra serie de enfermedades de tipo coronario”.
(Por:Fin/AF/ clc/casf/fgd)
Fuente:
http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/ndetalle/article/nuevos-hallazgos-para-tecnificar-la-industria-apicola.html
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