Necesitamos dejar de comernos los océanos.-
-Texto original: We Need to Stop Eating the Oceans -
Captain Paul Watson - 7 de Abril de 2009
Traducción: José Pablo Isaza
Los océanos son como la gallina de los huevos de oro. Mientras permanecia con vida, ponía un huevo de oro todos los días, pero entonces el codicioso granjero decidió matarle para
hacerse con todo el oro en su interior, pero no encontró nada, y la
gallina ya no puso mas huevos de oro porque estaba muerta.
Por
siglos los océanos han alimentado a la humanidad, pero lastimosamente
en el último siglo, la codicia humana ha violado y saqueado los
ecosistemas marinos, demostrando una ignorancia ecológica que raya
asombrosamente con la demencia.
Yo no como pescado porque soy un ecologista y porque he visto la disminución de los peces en los mares toda mi vida. Crecí
en una aldea pesquera, y me crié con una dieta a base de bacalao,
sardinas, caballa, almejas, langostas, lenguados y truchas. He visto con
mis propios ojos el constante deterioro de las poblaciones de peces,
langostas y crustáceos. Y aquello que comía de niño decido no comerlo
hoy en día por la sencilla razón de que somos demasiados en tierra
alimentándonos de los muy pocos que viven en el mar.
Ser pescador se ha convertido en una de las ocupaciones más destructivas del planeta hablando en términos ecológicos. Es
hora de dejar de lado la imagen anticuada de que el pescador es una
persona independiente, laboriosa, arriesgada y curtida por el mar, que
trabajan valerosamente para alimentar a la sociedad y mantener a su
familia.
El pescador promedio ya no sale a la mar en un bote con líneas de pesca y redes pequeñas. Hoy
en día las industrias pesqueras operan navíos de varios millones de
dólares equipados con complejos y costosos dispositivos tecnológicos
diseñados para rastrear y atrapar todo el pescado que puedan encontrar.
Un
fabricante de rastreadores electrónicos de cardúmenes (Rayethon), se
jacta de ello con su producto, usando como publicidad la frase: - Los peces pueden huir pero no pueden ocultarse.-
Y para los peces no hay ningún lugar seguro ya que los pescadores
ilegales los atrapan sin piedad, incluso en las reservas y los
santuarios de fauna marina.
Nosotros los humanos hemos instaurado una explotación intensiva y despiadada sobre prácticamente todas las especies de peces en el mar, y
están desapareciendo. Si no ponemos fin al uso de navíos pesqueros
industrializados y a los dispositivos de pesca a gran escala con
prontitud, vamos a acabar con la vida en los mares y de paso con nuestra propia vida.
Esta
semana los científicos revelaron que la malnutrición generalizada
afecta a todos los peces, aves marinas y demás animales que habitan
nuestros mares. No solamente estamos agotando las poblaciones de
especias marinas, sino que además estamos matando de hambre a los
sobrevivientes.
Estamos
alimentando con pescado a cerdos, pollos y gatos domésticos, y estamos
extrayendo decenas de miles de toneladas de especies menores de pescado
del océano para alimentar peces de mayor tamaño criados en cautiverio
para nuestro consumo. Hoy en día los gatos domésticos comen mas pescado que todas las focas del planeta, los
cerdos comen mas pescado que los tiburones y los pollos criados a gran
escala en gallineros comen más pescado que los frailecillos y los
albatros.
Con
todo esto, junto a otros factores como el incremento de la acidez de
las aguas, el calentamiento global, el vertimiento de contaminantes
químicos en los océanos, el deterioro de la capa do ozono que ocasiona
disminución de las poblaciones de plancton; Estamos llevando a cabo un
asalto a nivel global sobre toda la vida de nuestros océanos.
Las
poblaciones de peces no pueden suplir nuestra excesiva demanda. Ya
hemos removido del océano el 90% de las especies comerciales de peces de
gran tamaño. La demanda de aletas de tiburón en china esta acabando con prácticamente todas las especies de tiburón del planeta.
Si bien la industria pesquera se concentro alguna vez en la explotación de las especias de peces gran tamaño y las agotó, ahora se concentran en la pesca de especies menores, los
mismos que siempre han alimentado a los peces de gran tamaño. De las
diez mayores compañías pesqueras del mundo, en la actualidad siete se
dedican a la pesca de especies menores. Si el pescado que capturan es
muy pequeño para el consumo humano, simplemente es molido y convertido
en harina de pescado para alimentar animales domésticos y cardúmenes de
atún o salmón criados en cautiverio.
La
alimentación de especies de peces de gran tamaño criados en cautiverio
se ha convertido hoy en día en la utilización que implica el mayor
desperdicio de pequeños peces pescados por toneladas en altamar, y es el
motor económico que impulsa la explotación intensiva de peces de
especies menores. Y hoy en día las industrias pesqueras
japonesas y noruegas están extrayendo decenas de miles de toneladas de
plancton del océano para convertirlas en alimento para animales rico en
proteínas.
Esta
semana un informe sobre el estado mundial de la pesca y la acuicultura
entregado por la FAO (Food and Agriculture Organization) de las Naciones
Unidas concluye que un 80% de todas las poblaciones de peces marinos se
encuentran en la actualidad plenamente explotadas, sobreexplotadas, agotadas,
o en proceso de recuperación tras la sobreexplotación; incluyendo las
poblaciones que actualmente explotan 7 de las mayores pesqueras del
planeta. Muy pocas de las poblaciones actuales de peces marinos se
encuentran en condiciones de soportar incrementos en la producción, hoy
mas que nunca antes, las especies
han llegado al limite de su capacidad para soportar la presión que implica su explotación.
Al
afirmar que los humanos debemos dejar de comer pescado y de comer otras
especies que son alimentadas con pescado, la SSCS (Sea Shepherd
Conservation Society) no está defendiendo los derechos de los animales
ni tomando partido en ese sentido; nuestra posición se basa únicamente en la realidad ecológica de que las pesca comercial esta destruyendo nuestros océanos.
Todos
estamos al tanto de esto, todos tenemos conciencia de la disminución de
las poblaciones, Lo sentimos en nuestras entrañas, no solo tenemos la
realidad ecológica delante de las narices, nos está pateando la cara. El
problema es que estamos en un estado de negación absoluta y nos
rehusamos a reconocer que al acabar con la vida en el océano, estaremos minando la base de nuestra supervivencia en tierra. Este estado de negación está tan arraigado que incluso Greenpeace sirve pescado a los tripulantes de sus navíos en campaña para oponerse a la sobrepesca.
Los
miembros de la tribu Kaiyapo en Brasil se refiere a quienes talan la
selva como ‘gente termita’ porque arrasan con los árboles. En los
océanos tenemos parásitos que succionan y extinguen la vida marina sin
dar nada a cambio. Nosotros los seres humanos nos hemos convertido en
parásitos hematófagos de los océanos mismos, y cuando matemos a nuestro anfitrión, lo que ocurrirá con seguridad si seguimos como vamos, entonces moriremos nosotros.
Durante mucho tiempo me he preguntado porqué siquiera me molesto en hablarle de estos asuntos a una sociedad que se rehúsa a reconocer esta realidad, y simplemente califica de extremismo radical cualquier planteamiento de sobreexplotación. Durante décadas, he soportado esta extrema y generalizada apatía e ignorancia ecológicas.
La semana pasada en París, durante una conferencia sobre sostenibilidad, hable
de estos temas a un auditorio lleno de periodistas, y cuando clame por
un cierre do todas las actividades de pesca comercial en el
Mediterraneo, resulte gratamente sorprendido de que ningún periodista
estuviera en desacuerdo, y que ni siquiera cuestionasen que hiciera
aquella solicitud tan radical. De hecho mi solicitud fue recibida con
aplausos.
El publico esta tomando conciencia de la gravedad del predicamento ecológico que amenaza la vida en el mar. Y ello resulta muy motivante, no puedo pensar en nada que pueda ser más importante que la conservación de la biodiversidad en nuestros océanos. Quizás podamos adaptarnos al calentamiento global, y quizás podamos
sobrevivir a una extinción masiva de especies terrestres. Pero algo que
considero una certeza ecológica, y es que si matamos los océanos, nos
matamos nosotros mismos.
En la diversidad radica la preservación de la vida.
Debemos
dejar de comernos los océanos. Comer pescado es para todos los efectos -
un crimen ecológico. No existen pesqueras oceánicas sostenibles, ni una
sola. Aquella pequeña tarjeta de ``sostenibilidad’’ que algunas personas portan pretendiendo ser consumidores
ecológicamente correctos es simplemente un fraude, un intento de
hacernos sentir bien mientras seguimos comiéndonos los mares.
Yo se que a algunas personas no les va a gustar lo que estoy diciendo, igualmente
yo nunca he hablado o escrito con el propósito de ganar concursos de
popularidad, y no pretendo gustarle o simpatizarle a todo el mundo. Mi
objetivo es razonar de manera acertada desde el punto de vista ecológico
y desde cualquier otra perspectiva que se pueda considerar. Esto,
junto con la constante y ahora en aumento disminución de la vida en el
mar, que he observado desde que era un niño sentado al final de un
muelle en la bahía de Passamaquoddy hasta el día de hoy, y dondequiera que viajo en todos los océanos del mundo tratando de
defender la vida marina. Veo las señales en los muros, escritas con sangre y en letras enormes. Y resulta inquietante mirarlas, peligrosamente inquietante.
Algunos podrían pensar que un llamado para prohibir todas las actividades de pesca comercial es algo radical, yo
lo veo como una política conservadora y esencial que debemos
implementar para salvar la vida en los mares y salvarnos a nosotros
mismos.
¿Qué si estoy preocupado por los pescadores y sus familias? No
dejo de sentir compasión por ellos y su situación, pero estoy mucho mas
preocupado por la futura supervivencia de la humanidad y de los
océanos. Simplemente debemos ponerle fin a una industria y
a una profesión que están literalmente minando los sistemas de soporte
vital éste planeta. Esto requiere sacrificios, pero sacrificar un puesto laboral, resulta preferible que sacrificar el futuro de todos nosotros.
Necesitamos
considerar las necesidades de los peces, y necesitamos darles el
espacio y el tiempo para recuperarse de la terrible masacre a la que
hemos sometido a todas las especies que viven en el mar.
Estoy cansado de escuchar las excusas de los pescadores que afirman que las focas o los delfines han disminuido las poblaciones de peces. Nos quieren ver la cara de tontos pretendiendo que creamos en este argumento sin ningún soporte científico que no es más que un chivo expiatorio. Los peces se han acabado porque ellos, los pescadores, los pescaron. Y los pescaron y los siguieron pescando sin piedad. Y ahora como si fuesen banqueros de Wall Street vienen mendigando por subsidios , y lo
obtienen, ya que los políticos , en su mayoría, sufren de ‘‘homopechephobia’’, o terror político a los pescadores. Quienes al no obtener lo que quieren tienden al desorden y a las amenazas.
Necesitan ser tratados como los matones destructores del océano que son. Necesitamos que la industria pesquera se extinga antes que cause un patrón irreversible de extinciones y de perdida de biodiversidad en nuestros océanos.
Si
un colapso ecológico llegase a ocurrir debido a la desaparición de una o
varias especies fundamentales, no nos preocuparán los puestos laborales que se pierdan. Nos preocuparemos de que nuestro prójimo esté dándonos caza y devorándonos. Si esto ocurre, las palabras que una vez dijo Jesucristo habrán resultado de hecho perversamente acertadas; cuando les dijo a los pescadores, ‘‘Yo haré que seáis pescadores de hombres’’.
QUE RAZON.... REALMENTE SOMOS UN VIRUS. INTENTAMOS MATAR A NUESTRO ANFITRION.
GRACIAS TELMO POR ESTA COLABORACION , NOS HACE RAZONAR....
Telmo Martinez Anzola
Carrera 28B 74-24 Bogota D.C.
No hay comentarios:
Publicar un comentario