miércoles, 18 de diciembre de 2013

Abejas para hacer la paz


 


Por Marcelo KISILEVKSI
Yaacov Sharbit, israelí de 61 años, es un colono de los territorios de Cisjordania con todas las letras, habitante del asentamiento Shiló. Kipá grande en la cabeza, Sharbit cree que toda la Tierra de Israel es de los judíos por derecho histórico y divino. Fue oficial de Paracaidistas, peleó en Egipto en la Guerra de Yom Kipur en 1973, y no cree en el actual proceso de paz que mediado por Estados Unidos.

 http://www.clarin.com/mundo/Colono-Doctor-abejas_CLAIMA20131211_0147_17.jpg                      Colono y “Doctor de las abejas”.

Pero hace unos quince años tuvo leucemia y, en uno de los tratamientos en el hospital algún tubo se soltó y comenzó a desangrarse. “Corrió en mi ayuda un enfermero árabe, pensé que era israelí de Nazaret, pero resultó ser de Gaza. Por salvarme a mí perdió su micro de vuelta a casa y se tuvo que quedar hasta el día siguiente”.

La entrega del enfermero palestino que le salvó la vida hizo un vuelco en las percepciones de Sharbit sobre el centenario conflicto. “Decidí ayudar a los palestinos, no me importaba cómo. A la apiterapia llegué después, pero en ella encontré mi camino”. Desde hace ya quince años recorre los territorios de la Autoridad Palestina, incluidas las ciudades, en las que el ejército prohíbe a judíos entrar por razones de seguridad, y trata a quien se lo solicite por medio de picaduras de abejas, (“es como acupuntura pero con sustancia que es curativa; la primera picadura les duele pero después se acostumbran”), que combina con plantas medicinales y dieta orgánica.

En los territorios palestinos ya se lo conoce como “el Doctor de las Abejas”. El primer paciente palestino que tuvo fue un chico de cuatro años, también con leucemia. “Fue a principios de la Intifada de Al Aqsa”, relata en diálogo con Clarín. “En las rutas de los territorios volaba de todo, piedras, tiros, bombas molotov, hubo muchos muertos, salir era arriesgar la vida. pero atendí al chico durante tres meses. Yo hacía seguimiento, el chico no se sentía bien y le decía qué hacer y qué comer. Un día el chico dejó de venir. Llamé por teléfono preocupado y la madre me dijo: ‘No, no quiso ir. Ya se siente bien, y salió a jugar con los amigos a la pelota’. No lo vi más, debe andar por los 17 años”.

El pensamiento de Sharbit, que desde entonces, además de pacientes judíos ha atendido gratis a decenas de palestinos, es complejo y combina salud, religión, humanismo y política. “Es cierto, soy colono”, dice sin eufemismos. “Creo que las negociaciones que hay hoy en día hacen que los palestinos endurezcan sus posiciones, de repente empiezan a empecinarse en el derecho al retorno de los refugiados, en tener Jerusalén… que se olviden de eso.

“Pero desde que el enfermero palestino me salvó la vida maduré, empecé a pensar, y me dije: tal como van las cosas, no creo que los líderes logren hacer la paz ni en cien años. Debemos actuar desde abajo. Soy medio jasídico y admiro al rabino Najman de Braslev, que dice: ‘La paz, el amor y la alegría curarán al mundo’. ¿Pero cómo se hace? Ante el mal en el mundo, paso a paso debemos aumentar el bien”.

“Entonces, el musulmán que me ve a mí, un judío con una kipá enorme en la cabeza, atender a su hijo, después difunde a otros de boca en boca: los colonos no son todos fanáticos que queman mezquitas o cortan olivos. Hay muchos colonos de los territorios que hacen cosas como las que hago yo”.

El resto de los colonos, cuenta, han aceptado de buen grado su actitud, aunque algún lector en un medio local lo haya tratado de “traidor”, pero son casos aislados. ¿Y los palestinos? ¿Ha logrado suavizar también sus posturas?

“No, sería muy presuntuoso de mi parte, es un proceso, es ir erradicando el prejuicio de a poco. Le doy un ejemplo: hace poco fui a una aldea palestina con un guía árabe. A la entrada unos chicos nos ven y empiezan a juntar piedras para tirarnos. En la aldea atendí a dos palestinos con insuficiencia cardíaca. Afuera de la casa se juntaron decenas de vecinos palestinos que venían a ver al colono judío que se animó a llegar hasta acá para salvar vidas de palestinos. A la salida, los chicos habían montado una emboscada con una tonelada de piedras y otros proyectiles. Mi guía palestino sale del coche y les grita en árabe: ‘¿No les da vergüenza? ¿Saben quién es él? Es el Doctor de las Abejas, y viene a salvar vidas de los nuestros’. Los chicos bajaron las piedras. Yo creo que esas cosas influyen. Los mismos chicos van a contar la historia a otros, y la próxima vez van a pensar dos veces a quién están tirando piedras. Es una gota en el océano, pero las gotas se van acumulando”.



Un colono judío de los territorios cura a palestinos con apiterapia. Esta es su conmovedora historia.

FUENTE: http://www.clarin.com/mundo/colono-tratamiento-abejas-palestinos_0_1045695713.html

 

 

 








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