Un médico uruguayo realiza terapia a base de apitoxina con fines estéticos que luego redundan en mejoras generales para la salud por las cualidades del producto.-
Desde hace más de 6.000 años el hombre conoce y aplica tratamientos
utilizando las ventajas naturales del veneno de abeja, denominado
apitoxina.
Su uso se inició en China y Egipto, pero el mundo occidental no se
enteró de ello hasta que un enjambre de abejas atacó al médico austríaco
Philip Terc, que sufría de problemas de reuma. Para su gran sorpresa,
luego del ataque su salud comenzó a mejorar.
Todo esto gracias al veneno de abeja, bautizado a nivel científico como
apitoxina. Actualmente existen tratamientos que utilizan el veneno como
terapia para determinados tratamientos, tanto a nivel estético como de
la salud.
Las enzimas vivas de veneno se obtienen a través de lo que denomina el
“ordeñe” de la abeja. Se coloca un vidrio en la parte de arriba de la
colmena, con corriente eléctrica alterna. Al cruzar la electricidad, la
abeja siente un cosquilleo, pica y deja una gota de veneno sobre el
vidrio, sin morir. El líquido se seca, se descascara y se lo lleva al
laboratorio, donde se respeta la cadena de frío y se coloca en dosis. El
laboratorio uruguayo Apifarma lo produce en el mercado local.
Y el doctor Hugo Fossati es un ejemplo de esta práctica en nuestro
país. Fossati lo utiliza en su clínica, donde aplica apiterapia para
reducir celulitis, estrías y la llamada “piel de naranja”.
“La apitoxina es el antiinflamatorio más potente que existe. Desinflama y
cura, estimula, mejora el nervio, remueve fibrosis y alivia el dolor”,
dijo Fossati a El Observador.
El veneno de abeja se recomienda para problemas reumáticos, pero también
es de gran ayuda para el asma, las alergias y la poliartritis
reumatoidea.
Pero también tiene una aplicación en los tratamientos estéticos, en proceso de inflamación del tejido celular subcutáneo.
Fossati aplica la mesoterapia. Se trata de una pistola donde se coloca
una jeringa que inyecta una carga de apitoxina, de manera similar a la
pistola de tatuaje.
El veneno actúa desinflamando y removiendo la fibrosis, estimulando la
circulación sanguínea y el nervio, principal nutriente de los tejidos.
Además pone el tejido en las mejores condiciones para que tenga células
madre con plasma rico en plaquetas, o sea la fracción de la sangre que
se activa y estimula las celulares madres.
La apitoxina produce fibras de colágeno (que dan firmeza a la piel) y
elástico (que le otorga elasticidad), reestructuran el tejido y le
devuelven el esqueleto a la piel brillo y suavidad.
La mesoterapia se aplica por zonas y cada aplicación se puede reiterar cada mes o cada tres meses, “con un efecto permanente”, según Fossati con una aplicación por semana mientras dura el tratamiento. El doctor remarcó que el tratamiento a base de veneno de abeja no tiene ningún efecto secundario negativo. “Sí tiene otros efectos beneficiosos, porque la apitoxina es inmuno estimulante, lo que produce mejoras sustantivas en el estado de ánimo, la agilidad y la fuerza”, concluyó Fossati.-
La mesoterapia se aplica por zonas y cada aplicación se puede reiterar cada mes o cada tres meses, “con un efecto permanente”, según Fossati con una aplicación por semana mientras dura el tratamiento. El doctor remarcó que el tratamiento a base de veneno de abeja no tiene ningún efecto secundario negativo. “Sí tiene otros efectos beneficiosos, porque la apitoxina es inmuno estimulante, lo que produce mejoras sustantivas en el estado de ánimo, la agilidad y la fuerza”, concluyó Fossati.-
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