viernes, 8 de junio de 2018


¿Picadura de abeja o apitoxina inyectable?
: revisión y análisis de las evidencias.
SOCIEDAD COLOMBIANA DE APITERAPIA


La apiterapia es un sistema terapéutico que se basa en el uso de los productos de la colmena con el fin de prevenir y tratar enfermedades. El veneno de abejas (apitoxina) es uno de ellos y de los que con mayor frecuencia se utilizan dentro del manejo con la apiterapia. La apitoxina es una sustancia compleja pudiendo identificarse más de 50 componentes activos entre ellos péptidos y aminas biogénicas (1).

El uso de la apitoxina remonta a los inicios de la sociedad. En ese entonces la aplicación se realizaba mediante la picadura directa de la abeja, este método incluso es empleado en la actualidad por muchos profesionales (2). Recientemente se han diseñado dispositivos que permiten la extracción de la apitoxina de tal suerte que no es indispensable la aplicación únicamente mediante la picadura y ha permitido la generación de nuevos productos para suministrar esta sustancia.

Es controversial el análisis de cuál método de aplicación es mejor (picadura de la abeja o inyección de apitoxina previamente extraída), algunos expertos consideran que podrían existir ventajas con la picadura directa de la abeja, otros con la aplicación inyectable. Los principales puntos que diferencian estos métodos de aplicación son principalmente:

Composición de la apitoxina
Usos y aplicaciones clínicas
Efectos secundarios y seguridad del paciente
Mitos en torno a la aplicación con la picadura de la abeja
En este artículo se abordan las principales diferencias basadas en la evidencia científica disponible en la actualidad.

Composición de la apitoxina


Es un tema de sumo interés desde hace más de 3 décadas. La introducción de los colectores de apitoxina permitió la recolección eficiente de la misma con diferentes fines. La caracterización de la apitoxina ha mostrado que la melitina corresponde aproximadamente al 50% del peso seco del veneno, también se presentan otros péptidos como la apamina y adolapina, que son de interés terapéutico, y la fosfolipasa A2. Se reconoce que existen variaciones en la composición del veneno de acuerdo a la región geográfica donde se ubique la colmena y la sub-especie de abeja (3,4).

La apitoxina que resulta de la extracción con dispositivos eléctricos contiene los componentes de interés terapéutico en proporciones similares a los que resultan luego de la picadura directa de la abeja, sin embargo, contiene menos de otras enzimas que tienen implicaciones sobre la seguridad durante la aplicación de la apitoxina (5). Recientemente incluso se han efectuado desarrollos que reducen la concentración de  componentes como la fosfolipasa A2 responsable de varios de los efectos negativos que se producen en la aplicación, como el dolor y rascado, sin comprometer su eficacia terapéutica (6). Esto supone por supuesto una ventaja dado que reduce los efectos secundarios y podría mejorar la adherencia al tratamiento sin comprometer sus resultados terapéuticos. Teniendo en cuenta que la composición de la apitoxina extraída y la picadura directa de la abeja es similar, en términos de lo que es posible lograr desde el punto de vista terapéutico, no existen diferencias significativas entre ellas, sin embargo, la aplicación mediante la extracción previa del veneno permite la posibilidad de encontrar métodos que reduzcan el sufrimiento de la abeja y el paciente durante la aplicación.

Uso y aplicación clínica

La utilidad terapéutica de la apitoxina es amplia, diferentes condiciones han sido exploradas al menos en su fase de investigación preclínica. Dentro de ellas se encuentran: control del dolor (7), fibrosis tisular (8), modulación del sistema inmunológico (9), antiviral (10) y antineoplásico (11). Sin embargo para estas condiciones no siempre se utiliza la misma vía de administración. Por ejemplo en el manejo de enfermedades infecciosas de origen viral es necesaria la aplicación por vía intravenosa o en algunas condiciones de fibrosis es necesaria la aplicación intramuscular. Es evidente que la picadura directa de la abeja no permite la administración en este tipo de vías de administración ni el control adecuado de la dosis que se aplica. Por este motivo existen ventajas para la administración de apitoxina inyectable sobre la picadura directa ya que permite una mayor versatilidad.

Efectos secundarios y seguridad del paciente
La aplicación de la apitoxina bien sea mediante a picadura directa de la abeja o con apitoxina inyectable conduce al desarrollo de varios efectos secundarios. Su aplicación produce dolor (90% de las personas), inflamación en el sitio de aplicación (50%) y prurito (30% de los pacientes). Esto obliga a que todos los apiterapeutas estén adecuadamente entrenados en su manejo. Se han realizado descripciones amplias de efectos adversos graves en pacientes que sufren picadura de abejas:



Muerte. Recientemente se publicó el caso de una persona en quien se realizó el manejo de apiterapia con la picadura directa de la abeja (12).  Si bien el caso no describe con exactitud los mecanismos fisiopatológicos que condujeron a este evento, permite analizar los riesgos de la picadura: mayor composición de péptidos inductores de la respuesta alérgica, presencia de gránulos de polen en el aguijón (que pueden inducir alergia) y presencia de hongos, bacterias o virus. Esto mismo evita que la picadura directa de la abeja sirva como prueba para la evaluación de la alergia en las personas.


Infección. Existen reportes de infecciones severas luego de la picadura de la abeja (13,14). En algunos casos el aguijón de la abeja puede ser colonizado por bacterias patógenas al ser humano. No existe forma descrita para controlar esto.

La picadura de la abeja está relacionada con una mayor proporción de eventos adversos y por este motivo se desaconseja su aplicación.



Mitos en torno a la picadura directa de la abeja

Algunos aspectos adicionales merecen ser mencionados:

La abeja conoce en qué sitio picar. No existe evidencia científica que lleve a pensar que la abeja posee un sensor que permite identificar si una picadura es terapéutica o no.

La picadura de la abeja lo sana todo. No existe evidencia que permita pensar que la picadura de la abeja lo cura todo, al contrario, siempre debe emplearse bajo la racionalidad científica.

La picadura de la abeja es mejor que la apitoxina inyectable. Como se describió previamente no existe evidencia científica que respalde esa afirmación.

Conclusión


Existe controversia sobre si la picadura de la abeja es mejor que la aplicación de la apitoxina inyectable. La composición de la apitoxina en términos de sus efectos terapéuticos es similar con la picadura y apitoxina inyectable mediante diversos métodos de recolección, sin embargo, el veneno aplicado con picadura directa posee mayor cantidad de alérgenos. Se han descrito reacciones adversas extremadamente severas con la picadura directa de la abeja. No se aconseja, teniendo en cuenta la evidencia científica disponible, la picadura directa de la abeja como método de aplicación del veneno teniendo en cuenta que existe en la actualidad la posibilidad de otros métodos de aplicación más seguros e igualmente efectivos.

Referencias bibliográficas
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Schumacher MJ et al. J Allergy Clin Immunol 1994; 93 (5): 831-835.
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Lee WR et al. Toxins 2015; 7 (12): 4758-4772.
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Uddin MB et al. J Microbiol 2016; 54 (12): 853-866.
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Klug R et al. Ann Intern Med 1982; 96 (3): 382.
Truskinosvky AM et al. Clin Infect Dis 2011; 32 (2): E36-E38.

fuente: https://apiterapia.com.co/picadura-de-abeja-o-inyeccion/

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